domingo, 18 de septiembre de 2011

Límite Constitucional sobre defícit público II

El final del verano político a tenido una serie de turbulencias, en especial la de fijar el límite de déficit público por ley y el revuelo que se ha producido, no solo por la forma de construirla (incluirla o no, en la Constitución) sino también por la forma de aprobarla. En un articulo anterior ya apuntamos algo sobre su espíritu y su necesidad. (Límite Constitucional sobre déficit público)

Llama la atención la rapidez con que se toma una decisión así, en el fondo la idea no es mala, pero, teniendo en cuenta la ¿«necesaria»? pleitesía que se le esta rindiendo a la UE para que nos miren bien y no nos compliquen la vida con la deuda y que los mercados no se enfaden.... (dice un dicho popular «además de p...... pongo la cama») hace más cuesta arriba aceptar las ordenes de quien protege a los responsables de la crisis, los mercados y el sistema financiero-bancario.

El Eje Franco-Alemán, es el principal responsable de la alteración de la Constitución (los alemanes lo hicieron hace poco y los franceses andan en ello), entienden que es la mejor de las garantías, junto con el Banco Central Europeo, el Fondo Monetario Internacional y los mercados financieros. Europa no acepta otra cosa, son los bancos alemanes los que cubren la deuda y el gobierno alemán el que primero altero su Constitución. El «monstruo de siete cabezas» se pone en marcha y solo te queda bajar la cabeza y aceptar el chantaje del prestamista.

Por otra parte, hacer un referéndum conlleva primero los siguientes pasos: aprobación inicial por dos tercios de cada Cámara, inmediata disolución de las Cortes, aprobación de la reforma por idéntica mayoría de las nuevas cámaras y ratificación mediante referéndum. El proceso se alargaría en exceso superando seguramente el tiempo de legislatura, habría una clara oposición de un sector de la izquierda (minoritario) que estaría en permanente oposición, legítima por otra parte, a poner un limite, y una clara posición de la derecha en limitar el déficit lo más cercano a cero.

Los ciudadanos andan cabreados con la crisis (y con razón), subida de precios, sueldos congelados, despidos masivos, gobierno de izquierda con soluciones sospechosas que la ciudadanía no entiende, oposición conservadora haciendo campaña electoral con mentiras que la gente quiere escuchar, movimientos ciudadanos de nacimiento tardío que solo saben atacar y destruir pidiendo soluciones legítimas y progresistas, pero sin compromiso alguno por llevarlas a cabo. En este escenario resulta difícil pensar que un referéndum, legítimo, al que tenemos derecho a participar, pueda recoger un voto que no este contaminado por intereses políticos que poco o nada tenga que ver con la medida y si con los próximos comicios. El riesgo de dejar crecer un posible corriente antieuropeista fácilmente relacionable con el eje «mercados - banca Europea - Europa financiera – crisis», es algo que no nos deberíamos permitir, Europa es nuestro futuro y nuestra solución, y debemos trabajar por cambiarla y ponerla al servicio de los ciudadanos, y no destruirla.

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