jueves, 19 de julio de 2012

Desesperanza


Más de siete meses de gobierno del Partido Popular; el país esta destrozado y la gente desesperada. Las soluciones practicadas son: acabar con los sistemas públicos (sanidad, educación, seguridad social, dependencia, protección de la naturaleza...), dar facilidades a la destrucción de puestos de trabajo, bajar sueldos, recortar e incluso eliminar derechos y prestaciones sociales, subir impuestos, en resumen; el Partido Popular ha cambiado, y sigue cambiando, la legislación necesaria para que sea la ciudadanía, la que acarree con los desmanes de las entidades bancarias y financieras, de paso, adelgazar al Estado todo lo que puedan y además no puedas decir nada sin convertirte en ilegal. Es un cambio ideológico en toda regla hacia el Liberalismo Económico. Lo ha hecho apoyado en una barata mayoría absoluta conseguida en las urnas a costa de la debacle del Partido Socialista.

Un partido, el socialista, que desde entonces, y pese a haber superado un congreso extraordinario para elegir nuevo Secretario General, deambula por el escenario político como el boxeador noqueado que hace lo propio por el ring, dando pasos en cualquier dirección para no caer a la lona. Más tarde o más temprano caerá y mientras tanto el tiempo pasa y los ciudadanos sufren y desesperan.

Que nadie se equivoque, con esto no pretendo colocar al Psoe como solución a la crisis, nada más lejos. Fuimos los socialistas, con Zapatero al frente, los que iniciamos esta sangría que parece inacabada. Responsable o irresponsablemente, mal aconsejado o no, fue Zapatero quien aquella célebre noche tomó la triste decisión, «no quiero que España sea como Grecia o Portugal» dicen que dijo. Decisión muy difícil de defender por la mayoría militantes socialistas, decisión que va más allá de toda ideología de izquierdas, solo amparada en determinados conceptos socialdemócratas, puñeteros conceptos socialdemócratas, que aún hoy, muchos dirigentes socialistas, con la que está cayendo, se empeñan en abrazar.

Y mientras tanto damos algún puñetazo al aire, nos abrazamos al contrincante o mantenemos la distancia eludiendo el intercambio de golpes, siempre con el objetivo de no caer a la lona, y revestidos de ese extraño concepto de «Hombres de Estado», que un día fuimos, nos empeñamos en pactar y colaborar una y otra vez con el máximo responsable de tantos desmanes, Mariano Rajoy.

Desde Ferraz deben de creer que cualquier política económica que haga el PSOE es socialdemócrata, aunque salten la línea y vayan hacia la derecha deben de creer que siguen siendo socialdemócratas sin darse cuenta que son sus actos y no su nombre lo que les sitúa a un lado o a otro. Ferraz, con Rubalcaba a la cabeza, mantiene una política y una estrategia equivocadas, que fue permisiva con la burbuja inmobiliaria y protectora con las entidades bancarias y financieras. Convencidos de la regulación del mercado, cegados por la supuesta bonanza económica, creyeron los mensajes bancarios de prosperidad y beneficios, sin enterarse de lo que había detras de tanta fachada, el vacío.

Esto no tiene visos de cambiar, otra política económica desde la izquierda es posible, hay economistas de izquierdas que así lo defienden, ¿Otros dirigentes socialistas son posibles? También, el partido tiene dirigentes predicando y exigiendo políticas de izquierdas con verdadera oposición política de izquierdas, no voy a ir muy lejos, Tomas Gómez es un buen ejemplo.

Mientras tanto, dependemos de un Psoe en caída libre, palmero de un gobierno que nos mortifica y arruina, y que solo me causa desilusión y desesperanza.