La
Final de Copa de Su Majestad El Rey se celebrará mañana por
la noche, y éste artículo sería una previa de fútbol ubicado en
La Pizarra de Fer en lugar de aquí, si no fuera por que de
fútbol no tiene nada.
Y es
que la polémica se ha suscitado en torno a los supuestos silbidos
que presuntamente se van suceder cuando suene el himno. Es evidente
que irán dirigidos al propio himno y a la Casa Real, en concreto a
su representante en el palco, el Príncipe de Asturias, don Felipe de
Borbón y Grecia (ante la ausencia del Rey por su convalecencia del
problema de cadera).
Ese
rechazo para algunos supone un ultraje al himno y a la Casa Real,
para otros libertad de expresión.¿Alguien sabe dónde está la
diferencia entre el uso y el abuso? Seguro que cada uno de nosotros
pondríamos la línea en lugares distintos, dependiendo de las
circunstancias que rodeen y prejuicios que tengamos a la hora de
juzgarlo. Pues lo mismo ocurre con la libertad y el libertinaje.
¿dónde esta la línea? si yo soy libre de expresar mi opinión
¿podría decirte lo que me venga en gana y tu aguantar el chaparrón?
Seguro que no. Entonces habrá que recurrir a otros baremos. A la
libertad de expresión habrá que regularla con buena educación y
tolerancia, cambiemos la agresividad que supone expresar a los cuatro
vientos mi libertad de expresión por la empatía que implica hacerme
permeable a las molestias que conlleva esa libertad de expresión. Y
esta reflexión es aplicable a ambos lados; a los que silban y a los
silbados.
Las
aficiones vasca y catalana tienen unas fuertes vinculaciones
sociales, culturales y políticas, con históricas reivindicaciones
independentistas, sin duda justas y legitimas. Y tienen todo el
derecho de exponerlo allí dónde vayan. Lo que ocurre es que sus
territorios, junto con otros forman parte de lo que hoy es un país,
España, y con un representante que tiene el cargo de Jefe del
Estado, Su Majestad El Rey Juan Carlos. Estoy seguro que si, en lugar
de una monarquía, hubiera una república, los silbidos se
mantendrían, puesto que el independentismo seguiría existiendo.
Además
hay que recordar, que ya en alguna ocasión, los tribunales
competentes en la materia, sentenciaron que los silbidos al himno y a
la Casa Real, no constituyen ningún tipo de delito, solo nos queda
hacer un llamamiento al sentido común y sobre todo a la tolerancia.
Y desear que el partido se convierta en una gran fiesta del fútbol.