La principal consecuencia
de la crisis económica es que hay más de cinco millones y medio de
desempleados, de personas que no pueden trabajar por mucho que ellos
quieran, hombres y mujeres, con familias, hijos o padres mayores, a
su cargo. Muchos de ellos sin subvenciones ni ayudas de ningún tipo,
desesperados, dispuestos a aceptar cualquier cosa para poder llevar
algo de dinero a casa.
Situación ideal que la
derecha liberal, empresarial y económica, aprovecha cual predador
frente a su presa. Escenario perfecto, para eliminar los derechos que
sean necesarios para cambiar la balanza entre el trabajador y el
empresario, entre el empleado y el empleador (como gustan de decir
muchos patronos), se trata de afianzar todo lo posible el mango de
la sartén en las manos empresariales.
Para ello, basta con
mover los hilos políticos, hilos directos hacia Mariano Rajoy y sus
ministros, Poder Ejecutivo en manos del «Poder Patronal»,
que fiel cual perro guardián, ejecuta las ordenes recibidas y cambia
las leyes necesarias para convertir en legal la esquilmación de
derechos y privilegios conseguidos hasta ahora por la clase
trabajadora de forma legal, honesta y honrada a lo largo de la
historia laboral.
El Partido Popular dirige
el Poder Ejecutivo y es dueño y señor del Poder Legislativo, ello
gracias a la mayoría absoluta otorgada por los españoles en los
últimos comicios. En la práctica no controlan nada, el Poder
Patronal, el Poder Financiero y el Poder Bancario
controlan el país. Las ramificaciones de los dos últimos,
Financiero y Bancario, superan sobradamente las
fronteras nacionales viniendo de lugares centroeuropeos por todos
conocidos.
Mientras tanto la
ciudadanía sufre condiciones laborales cada vez más leoninas, y lo
que es peor, el futuro nos depara un empobrecimiento aún mayor de
esas condiciones. El ejemplo más claro es Eurovegas.
El magnate (yo diría...
no, mejor no le pongo apelativo) Sheldon Adelson (no olviden su
nombre) trae a este país un modelo de negocio y de crecimiento
laboral-social absolutamente inmoral, indigno de una sociedad
moderna, dinero fácil para unos pocos y pobreza laboral, cultural,
social y económica para el resto.
De momento nos pide que
pongamos la mayor parte del dinero que cuesta construirlo (dinero de
los madrileños); el suelo, público, rural y con figuras de
protección medioambiental que la Comunidad de Madrid está dispuesta
a eliminar y recalificar en urbanizable (al menos el de Alcorcón);
alteración de las condiciones fiscales para pagar cero euros en
impuestos; y lo más grave de todo, alteración de las condiciones
laborales, y digo alteración por suavizarlo, casi más bien
eliminación, poco menos que piden estar al margen del estatuto de
los trabajadores (aunque no lo digan), conocidos son los fuertes
sentimientos antisindicales del octogenario judío-americano y su
pelea contra toda forma de sindicalización y defensa de los
trabajadores, algo que refleja claramente en su propuesta.
Esta «muestra» ilustra
el futuro que nos espera; la precariedad laboral, el abaratamiento de
la mano de obra, el empobrecimiento económico del trabajador, que de
la noche a la mañana trabaja, en el mejor de los casos las mismas
horas, si no más, pero por menos sueldo, por mucho menos sueldo. ¿La
alternativa? La cola del paro.
Recuerdo que antaño se
decía que el trabajo dignifica. La patronal siempre ha tenido mucha
querencia a unir trabajo y dignidad con el claro argumento de que lo
importante es ser digno, pero con un puesto de trabajo indigno y con
un sueldo indigno, no puede salir una producción digna.
La salida de la crisis
pasa por mejorar las condiciones laborales del trabajador para poder
ser más competitivos, más dignos. Otra cosa es que solo unos pocos
privilegiados quieran salir de ella a costa de mantener al
resto en la más absoluta de las pobrezas; laboral, social, cultural,
económica.
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