jueves, 1 de septiembre de 2011

El toro Ratón

En los medios de comunicación de este mes de agosto, aparece la noticia sobre un toro asesino, un animal que al parecer, mata sin piedad.
Se trata de un toro bravo o de lidia, de 11 años de edad, que exhiben en las fiestas de los pueblos para distraer a los asistentes, su primer “asesinato” al parecer ocurrió en el 2004 y desde entonces dos personas más han engrosado su lista.
Lo primero que hay que señalar es que ningún animal en el mundo es un asesino, el hombre, en su evolución, ha tenido la necesidad de crear apelativos para calificar y clasificar comportamientos exclusivamente humanos como es el asesinato. Por el contrario, el toro, un rumiante con cuernos que rivaliza con otros machos por el territorio y sus hembras, y que se pasa el día paciendo a la sombra de una encina, le obligan una y otra vez a enfrentarse a situaciones de máximo estrés donde su única salida es la de hacer uso de sus cuernos y del instinto que le ayuda a superar situaciones extremas, encontrándose en un terreno acotado por vallas de acero o madera y rodeado de la hostilidad de las personas que disfrutan viéndole sufrir.
Ratón, a lo largo de su vida, actuación tras actuación, ha aprendido mecanismos y movimientos para poder zafarse del acoso y las agresiones de los asistentes.
Si a alguien hubiera que acusar de asesinato es a las personas que permiten el maltrato de este animal, a su dueño (que se lleva una verdadera suma de dinero por actuación), a los responsables municipales que lo contratan (tratando de atraer a más asistentes para ganar más dinero) y a todas y cada una de las personas que pagando contribuyen a que este absurdo e inmoral espectáculo manchado de sangre se prolongue en el tiempo.
De toda esta feria que distingue al ser humano de manera dantesca y despreciable solo se salva la auténtica victima, Ratón, cuya actuación se podría calificar de defensa propia.

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