miércoles, 18 de abril de 2012

Proyecto Birdwatching de la Comunidad de Madrid

De la noche a la mañana la Comunidad de Madrid ha descubierto que tiene un mundo medioambiental a su disposición y lo quiere poner en valor. ¿Para los madrileños? No, para el turismo (¿clin, clin caja?), lo llaman «Proyecto Birdwatching».

Y resulta realmente gracioso ver como el gobierno de Esperanza Aguirre, que durante años ha tenido abandonado a su suerte la red de zonas protegidas de la Comunidad de Madrid, se erige ahora, como gran valedor. Montan un «sarao» en el que podemos ver a la presidenta y diferentes autoridades regionales (Fausto Fernández, teniente de alcalde de Rivas, la consejera de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio, Ana Isabel Mariño, entre otros) apuntarse a la fiesta.

Empiezan circulando en bici por el Parque del Sureste de Rivas Vaciamadrid, cercano a la Laguna del Aceite (verdadero punto negro de la gestión medioambiental de el equipo de Aguirre en la zona) algo que causa verdadero enojo. Abanderar la defensa del territorio protegido a escasos metros de la trampa mortal que supone para la fauna y la flora el chapapote lagunero cercano es como poco, una burla a los que llevamos años defendiendo el medio ambiente.

El recorrido lo completamos con un paseo en lancha, ¿a remos? ¿a vela? No, con motor fuera borda, a ver si por el camino cazamos con la hélice alguna especie protegida o regamos el medio acuático de contaminantes fósiles del motor. Paseo que sirve para soltar cuatro ejemplares de ánade real (tres machos y una hembra).

Señora Aguirre, debería saber que, salvo casos muy justificados, no se introducen especies en medios naturales y menos de azulón (antiguamente ánade real). Ésta anátida es la más común de la península ibérica y tal y como están las cosas bien valdría ahorrase el coste de la suelta. Pero no me aguanto preguntarla, puestos a introducir especies importantes y justificadas ¿introduciría el lobo ibérico y/o el lince ibérico? En una verdadera protección hay que garantizar el completo equilibrio de la cadena trófica y el Canis lupus signatus junto con el Lynx pardinus representan la cima de los predadores mamíferos madrileños.


La verdadera inversión está en el cuidado paulatino de las zonas protegidas, prohibir las conducciones a motor, agresivas con el medio, por la gran mayoría de caminos, la recuperación de las vías pecuarias, etc. La mejor prueba de una buena gestión del medio es ver como aves que anteriormente pasaban de largo en sus migraciones camino de África o de vuelta a sus lugares de origen, paran temporalmente en las zonas propicias para ello y terminan por nidificar en lugar de continuar hacia el sur. Es decir una verdadera gestión medioambiental y el cumplimiento de la normativa en materia de protección (que no cumple, Bruselas da fé de ello).


Seguramente la clave de esta repentina pasión por el medio ambiente este en los próximos planes de la Comunidad de Madrid para los espacios protegidos, planes que próximamente comentaremos como merecen.

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